sábado, 11 de febrero de 2012

Rojo Incesante, Negro Caparazón

Nunca parpadeas,

mas tu ser es de un dejo

apaciguante.


Devienes en bondades,

acariciando cabellos a seres

diestros y mancebos.


Por ti salen cambiadas esas maldades

convertidas en dulces arcoiris,

eres la transformación hecha risa,

el canto de ángeles.


Siento vibraciones como cuerdas de un leviatán

cuando dejo de ser negro

y me convierto en ti,

caballero incesante,

rojo juglar tan vivo

y amante!

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Sostienes ese pesar

en un martirio constante

y delincuente.


Conllevas a desquicios,

claudicando ante el descontrol,

volviéndome azufre.


Devuelves esa mirada infiel,

derritiendo vínculos y martirizando

al más amigo, en pos de proteger

tu aura de maldito.


Contigo me elevo en venas veloces,

ya no siento risa y soy deidades,

llevando alto tu enojo

como escudo maligno,

diestro y siniestro,

oscuro y vulgar

diablo punzante!

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