domingo, 23 de octubre de 2011

Rendija



Esa nueva soledad aparece y se hace amiga,
aunque antes tantas veces transitada
ofrece un dejo de paz venidera,
y aunque como siempre ahorca
lo hace de forma gentil y tibia.

Mis pies caminan solos
sin equiparar el paso de esas piernas
de menor estatura.
Mis brazos descansan en bolsillos
y no abrazan ni acarician.

Deidades menores surcan mis pensamientos,
juegan y ríen lo más fuerte posible
para que ese bobo no sucumba.
Deidades mayores trabajan sin descanso
sin muchas cosas en mente.

El vientre desea,
quisiera convertirse en miles de formas,
pero no paro de otorgarle esta idea:
encuéntrate a ti mismo, vientre,
conoce esa raiz que tanto te alimenta
y nutre.

Conservo esa debilidad
que me hará caminar hasta esa casa
de amplio frente,
que me hará aplaudir ante ese portón
aunque nadie salga, y miles de perros
atiendan a mi herejía.

Flirteo con esa esperanza
de encontrar esos pétalos
todavía vigentes
y esas hojas
humedas y hermosas..

No estoy preparado para la negación,
voy veloz como viento
contra esa fortaleza ante la cual
estallaré en mil pedazos.

Pero quizá,
esa ventizca se cuele por esa rendija
y, de a poco,
se convierta en corriente de aire
dentro de esa casa de mil maravillas...


No hay comentarios:

Publicar un comentario