domingo, 12 de febrero de 2012

Ave Ruiseñora



Duodécimas páginas entreabiertas
florecen cual ecos
en monógamas sinfonías sin par,
tan suave canto volátil y sin freno
procura derramar
un ansia y un palidecer eternos.

Aún de piedra el país de no retorno
sin denotar no maravilla inútil..

No creyendo noble robar
esa flor esplendorosa y joven
que llega a entrañas
y bendice en cantos..

Ese sollozo en vientre
ya se hizo mundano,
ya parco solventa tempestades
en un encierro magnánimo.

Da imágenes no suyas,
devenidas en burladas,
ese ya vencido herrajero.

Ya no queda sustento en tal cabaña,
la nieve ocupa todo y, lejos,
una melodía difícil y emancipadora
corroe montañas y ocupa cielos..

No obstante, el dueño del bosque
caza finuras inútiles y sosas,
no volviendo a su virtud,
el ser increíblemente presto
a nublar miradas y provocar caricias
al alma.


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